18.1.11

Un Cuarto de Siglo más Uno

Viviendo en Libertad...



Finalizaba el año, y a puertas de cumplir un año más de vida donde se sumaban las nuevas experiencias vividas que me permitían planear otras; acepté colaborar en una obra social que realizaba un conocido amigo político de la provincia de Coracora. El objetivo: entregar regalos y preparar chocolatadas a los niños del lugar.
Por una semana, este hermoso trabajo formó parte de mis nuevas experiencias, viajar desde muy tempranas horas y ayudar a organizar las diferentes actividades; aquí conseguí muchas satisfacciones.
Entre los largos viajes, los chocolates y los regalos nació la primera feliz idea de crear un periódico para Coracora, pasado un pequeño tiempo comentábamos que mejor para toda la zona sur y después nos convencíamos que sería mucho mejor, si abarcábamos todo el departamento de Ayacucho. Nuestra imaginación volaba y ya nos veíamos a nivel nacional, compitiendo en las noticias con los grandes periódicos de la Capital.
Había que seguir el camino de los sueños, había que decidir el futuro, había llegado el momento de volar; entonces llamé a aquella mujer a la que le debía estar allí soñando y quién ahora debía preparar la maleta que recogería camino a Lima. 
El reloj marcaba la medianoche para dar inicio al segundo día del nuevo año, era el 02 de enero del 2001. Nos detuvimos en un pequeño kiosko, uno de esos que se ubican al costado de la carretera y que trabajan hasta altas horas de la madrugada ofreciendo sus servicios a los pasajeros que deben continuar el viaje hasta llegar a su destino. 
Pero, en ese momento se convertía en el mejor Restaurant del lugar, donde mis queridos amigos pusieron ante mi, un crocante pan que adornado con una gran vela encendida y entonando el Happy Bearday con sus melodiosas voces me deseaban las mayores felicidades. Sin temor a equivocarme, puedo asegurarles que hasta hoy se están cumpliendo todos los deseos que aquella vez pedí.
En Ica, llegué a mi casa para recoger la maleta junto a la carta de libertad que voluntariamente yo retiraba de la que había sido mi Hogar por 26 años, entre bendiciones de la abuela y de una tía muy querida, me despedí en señal de un hasta siempre. Llevo conmigo sus palabras. Ella; es una de las razones por las que ahora escribo esta historia, Doña Agustina Salinas Serrano, 78 años de edad, natural de Tapayrihua, pueblito ubicado en en departamento de Apurimac, ella es la única responsable de haber sentido desde siempre la curiosidad y las ansias de visitar la sierra de mi país, por que siempre compartió las historias de su pueblo y de su vida. Gracias Dios por darme esta adorable abuela...
Llegamos a Lima, muy temprano para disfrutar de un rico desayuno criollo: chicharrones, camotes fritos, cancha, ensalada de cebolla acompañado de un delicioso café con leche. Estábamos en Lurín, hermoso valle costero que se encuentra a la entrada sur de Lima, cerca de donde se desarrolló la Cultura Pachacámac.
Lima, la Capital del Perú, la Ciudad de Los Reyes, una de las ciudades más importantes de Latinoamérica que alberga a 12 millones de habitantes procedentes de las tres regiones de mi país, me recibía con las puertas abiertas, con su reconocida y generosa hospitalidad y con la esperanza de que allí todos mis sueños se convertirían en realidad. 

  

Viaje a Pampas Galeras - Perú Parte 2

Al día siguiente...


Las actividades, comenzaron con una caminata hacia las cumbres donde podríamos visionar toda la extensión donde finalmente íbamos a filmar.
La caminata resultó muy interesante por que aprendimos de las plantas silvestres la mayoría con espinas como los cactus que mostraban sus flores de época invernal pues corría el mes de junio. Al llegar a la cumbre  de uno de los cerros más altos que tenía la pampa y donde ondulaba orgullosa la Bandera del Tahuantinsuyo, y donde a sus pies nos tomábamos la foto del recuerdo junto a los amigos, pudimos observar como la gente que participaba de esta fiesta y que había viajado como nosotros a vivir esta bella aventura, corrían unidas con sogas, cintas de colores y agarradas de las manos aún cuando algunas personas caían desmayadas por la falta de aire y el mal de altura, sumado a la gran actividad deportiva que demanda correr a 3800 msnm.; cuando el organismo no está acostumbrado.
Apenas comenzábamos a descender, cuando escuchamos los truenos que comenzaban a sentirse cada vez más cerca precedidos de nubes oscuras que amenazaban con abrir sus puertas y descargar sobre la pampa y nosotros incluidos toda su actividad atmosférica, a los pocos minutos comenzó a llover y pocos segundos después empezaba a granizar, es poco; no será un problema -dijo el joven guía que acompañaba al grupo.
Corrimos todos hacia el lugar de la ceremonia donde ya el público se agrupaba cada vez más y participamos en los últimos metros del entusiasmo que demanda reunir a las vicuñas, tratando de encerrarlas y guiarlas hacia los corrales de alambres que se habían construido y que albergarían a las vicuñas, mientras durara la ceremonia del Chaccu.
El normal desarrollo del evento acrecentaba mis emociones que daba la sensación de querer salírseme el corazón del pecho. Estaba tan emocionada de todo lo que acontecía a mi alrededor que no quería perderme ningún acto, los campesinos entregan sus ofrendas: Un joven y una joven vicuña, las más bonitas del rebaño, fueron puestas en el altar de piedras que se había erigido para la ceremonia. El maestro, es el encargado de pedir al Dios Sol que aumente la crianza de las vicuñas, acto seguido corta un pedacito de oreja de la pareja de vicuñas, mezclando las sangres de uno y otra, acto que representa la fertilización y reproducción de la producción ganadera.
La sangre que brota del corte hecho en las orejitas, se recoje en un vaso que contiene aguardiente, el maestro bebe esta mezcla que acompañada de la hoja de coca y cal la pasa de mano en mano entre el público que está al pie del estrado y que también puede beber un poco del líquido que dicen; asegurar la fertilidad en el hombre o mujer que lo toma.
Estaba embargada de emoción cuando un campesino puso ante mi, el vaso conteniendo el líquido de color rosado e invitándome a beber la mezcla, en contados segundos yo acercaba, tomaba y devolvía el vaso en el que había rozado los labios en el líquido rosáceo sin siquiera saborearlo, seguidamente; sentí la mano del campesino que manchada de sangre de las vicuñas coloreaba de rojo ambos lados de mi cara; apenas podía reponerme del mágico momento. Mi sueño se había cumplido, yo lo estaba viviendo en carne y hueso y nunca más nada ni nadie lo sacaría de mis recuerdos.
La lluvia había ido aumentando me devolvió a la realidad, ya comenzaba a granizar, los truenos se escuchaban sobre nosotros, había que terminar con la ceremonia y correr a los buses que nos llevarían de regreso al poblado.
Todos corrimos por el campo que se iba tiñendo de blanco por el granizo y nieve que arreciaba cada vez con más fuerza. Para mí el frío aún era soportable a pesar de tener la chaqueta, los guantes, el pantalón y los zapatos mojados como todos los demás.
Todos teníamos en los ojos un brillo especial y el corazón lleno de calor y alegría, en forma ordenada nos sentamos a comer sopas y mates calientes que los pobladores habían preparado para todos los visitantes.
Yo aprendí a amar cada viaje. Nunca ninguno fue igual a otro, siempre son diferentes, pero; siempre llenan ni espíritu con nuevas aventuras que deseo seguir viviendo.