Dos meses después de trabajar arduamente en las ediciones del periódico, los resultados eran alentadores por la identificación que las poblaciones del sur de Ayacucho reconocían como suyo.
Entonces había que crecer, había que buscar más y nuevos horizontes. Había que pensar en conquistar el corazón de la región, había que enrumbar sobre la capital de la provincia; llegar a Huamanga sería el nuevo reto.
Y así sucedió, en enero del 2002 con motivo de recordar a los Mártires de Uchuraccay, héroes del periodismo peruano. Ocho periodistas que cumplían con su labor informativa, fueron asesinados el 26 de enero de 1983; tiempos muy difíciles que enfrentó el país, la violencia terrorista había iniciado sus acciones en 1980 en Chuschi, un pueblito ayacuchano que saltaría a la historia por este incidente. Ayacucho, había sido tomada como bastión por Sendero Luminoso.
No pudo haber sido mejor momento para ingresar con Ccalamaki a Huamanga, donde fue acogido sin reservas por el trabajo que demandaba resumir las noticias de las 11 provincias que tiene la Región.
Había mucho que aprender e investigar, mucho que informar y publicar, cada quince días al cierre de la edición; el trabajo se multiplicaba para el gran personal que trabajaba en el periódico. Sólo éramos tres las personas sobre la que recaía la responsabilidad de continuar con la labor voluntariamente encomendada.
Por espacio de seis meses, Ayacucho y sus provincias nos enseñó sus maravillosas tradiciones, su organizada gastronomía donde se degustaba sus tradicionales platos como la puca picante, el cuy frito, que acompañaban con la chicha de jora o la chicha de las siete semillas y para el postre te ofrecían la riquísima mazamorra de lacayote o la mazamorra de maíz.
La nostalgia hecha música, nos permitió conocer a los artistas que el mundo admira por su reconocida calidad artística como: Raúl García Zárate, Miguel Mansilla, Walter y Julio Humala, Bertha Barbarán; sólo por citar algunos nombres.
La vida, se encarga de ponerte en el inicio de un nuevo camino que debes seguir. Debíamos dejar la tarea, el presupuesto se terminó y el periódico no pudo seguir editándose. Había llegado la hora de partir para buscar y vivir una nueva historia.