Casi había olvidado de cómo se hace para contar una historia...
Había pasado cierto tiempo, en que mis escritos sólo eran pequeños trozos de trazos en un papel cualquiera donde me permitía expresar todo lo que pasaba dentro de mí.
Había pasado un tiempo al que ahora mirando hacia atrás; yo encontraba casi paralizado. Las nubes en el cielo que yo visualizaba no habían terminado de deshacerse en el aire. El límpido azul del cielo las mostraba inmóviles, como esperando un halido de aire que las devolviera otra vez a su movilidad natural. Todo estaba y parecía no estar, existía y parecía no existir.
Qué me dice esta historia? Nada!!!. Me respondo en voz alta para cerciorarme que se escuche el eco en mi silencio y también en mi interior. No hay ciencia exacta que pueda explicarme lo que estuvo pasándome, lo que se siente y palpa, pero no nos deja cogerlo para encerrarlo en nuestro puño, es efímero que se desliza entre nuestros dedos.
Me pregunto si sólo son sueños producidos por el sub consciente que cree tener el poder de jugar contigo como cuando te encuentras dormido, inventando una historia que dirige sin que tu puedas intervenir; pero, no; esta vez no estás dormido, estás totalmente consciente, ella sabe que lo hace para demostrarte que puede jugar contigo y que tu eres una marioneta que es dirigida hacia donde quiera llevarte.
Lo real, aquí es que no estás dormido, no es en un sueño lo que estás viviendo, ante tus ojos y ante tu racionalidad opacada, te has convertido en la marioneta de alguien que cree dirigir tu destino, que se siente tan seguro de la autoridad que pone sobre ti que se siente superior por ejercer su poder sobre alguien como tú.
Pero, tú no has perdido tu racionalidad, tú no estás dormido, estás despierto y preguntándote si lo que ves pasar ante tus ojos en verdad eres tú, si son tus características y tu personalidad dibujadas hoy en eso que parece ser una caricatura que tampoco te sugiere dibujar una sonrisa. Entonces, te dices a ti mismo; que si tan solo pudieras detener una imagen y cerciorarte que ésta te pertenece y que ha sido y será siempre tuya.
Mientras piensas, todo sigue dando vuelta a tu alrededor, sientes que tus pensamientos cobran vida dentro de ti; vuelves la cabeza de un lado para el otro tratando de adivinar el tiempo que has pasado sin actuar convincentemente.
La incredulidad sobre tu comportamiento crece y crece hasta detener por completo la rueda que te muestra quien eres y lo que voluntariamente has aceptado ser, mientras estabas aturdido.
Ahora reaccionas sorprendiéndote a ti mismo, rompes los hilos que te convertían en una marioneta y tomas control sobre ti.
Ha regresado la plenitud de tu conciencia y te reconoces como un ser humano, con sentimientos y dispuesto a comenzar todo de nuevo. No sientes más miedo, quizás la incertidumbre acecha, pero no será la invitada de honor para quedarse esta vez; no hay lugar para ella, sólo será una espectadora más; desde la ventana de tu vida.
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