11.10.11

Con la lluvia en la ventana

El cielo también sabe llorar y las lágrimas saben ocupar su lugar...
Era un día de tantos otros sucedidos,
mientras -veía en el parabrisas del auto
que en marcha iba; a la lluvia estrellarse-
pensaba yo que parecida era
a las lágrimas que por mi rostro resbalaba y caían sin cesar.
Son gritos en silencio, que irrumpen casi con frecuencia
son lamentos que fustigan mi alma y me hacen temblar
son heridas internas que desangran;
cual hemorragia sin parar, hasta quedar sin una sola gota
más por derramar,
quedando mi alma liberada de esta extenuante actividad.
Imaginaba que la lluvia era el efecto de una causalidad,
el cielo también lloraba por causa de agresión mundial
pero también por el simple ciclo del sistema natural;
mientras mi mundo interno se inundaba de incomprendida realidad.
Tendrá que ser siempre así?... en silencio me pregunté
aquél día y hoy escribiendo en este papel
Hasta cuando deberá ser así?... me vuelvo a decir.
Creo, que la respuesta no tarda en venir
producto de la más simple y relativa gravedad.
Mañana...con certeza, pondré en práctica
mi decidida responsabilidad.

Anónimo